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Cómo implementar el Design thinking en mis campañas de publicidad

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A través del Design Thinking (el Pensamiento del Diseño) logramos enseñar y aprender a resolver problemas sistemáticamente. Aprende cómo...

Hoy vamos a hablar de un tema muy interesante en materia de diseño. Antes que nada quiero decirte que el Design Thinking no es algo exclusivo de los diseñadores, ya que aquellos a los que les fascina innovar lo han aplicado. Es decir, los hombres y mujeres de ciencia, música, arte, literatura, ingeniería y los empresarios o dueños de negocios lo han utilizado.

¿Qué es el Design Thinking?

A través del Design Thinking (el Pensamiento del Diseño) logramos enseñar y aprender a resolver problemas sistemáticamente. Esta es la belleza de esta técnica, pues podemos solventar problemas de formas muy creativas. Lo mejor de todo es que podemos aplicarlo en cualquier área de nuestras vidas, como podemos verlo en este vídeo, el cual presenta la solución de un aprieto muy frecuente en algunos niños. Quizás a ti te ha pasado alguna vez.

¿Ya le vas agarrando la onda?  Lo increíble de todo es que las principales marcas del mundo como Google, Apple o General Electric la han adoptado. Es más, el Design Thinking es enseñado como una materia legítima en las principales universidades del mundo, como en Harvard, Stanford o MIT.

¿Por qué es tan popular el Design Thinking?

Este proceso iterativo nos ayuda a comprender al usuario al cuestionar suposiciones y redefinir las estrategias y soluciones alternativas que tiene al tratar de resolver un problema. A veces la solución es obvia para nosotros, pero para otros no lo es, por lo que el Design Thinking nos proporciona un enfoque basado en las posibles soluciones del problema.

Lo que necesitas para utilizar correctamente el Design Thinking

Para poder utilizar Design Thinking debes empatizar con el usuario. Cuando me refiero a “empatizar” quiero decir que te tienes que poner en el lugar de esa persona que está utilizando tu producto, servicio o tu sitio web.

Es decir, debes tener un interés genuino en comprender a las personas para quienes diseñamos el servicio o producto que ofrecemos.

Este es un proceso iterativo en el que nos cuestionamos el problema y las implicaciones de este. Sin duda, esta técnica es útil para abordar problemas desconocidos o mal definidos, logrando así reformularlos de forma centrada. Esto nos permite hacer uso de una lluvia de ideas, las cuales iremos adaptando y creando prototipos y pruebas que nos darán las soluciones más empáticas para el usuario.

Implementación del Design Thinking 

No existe un único proceso para el Design Thinking. De hecho, tiene muchas variantes que podrían ir de tres a siete etapas. Pero todas sus variantes son muy similares, ya que todas incorporan los mismos principios descritos por primera vez en 1969 por Herbert Simon en The Sciences of the Artificial, Premio Nobel.

A continuación, compartiremos contigo un modelo diseñado en Stanford por el Instituto de Diseño Hasso-Plattner. Este modelo consta de cinco fases o etapas de Design Thinking.

  • Primero, empatiza con tus usuarios.
  • Segundo, define qué piensa, cuáles son sus necesidades y sus problemas.
  • Tercero, Idear, buscar soluciones simples e innovadoras, aun desafiando las suposiciones.
  • Cuarta fase, crea un prototipo. De esta manera comenzar a crear soluciones.
  • Quinto, realiza pruebas para comprobar tus soluciones.

Estas cinco fases que plantea Hasso Plattner no son secuenciales, por lo que no tienes que seguir exactamente ese orden. No es un proceso paso a paso, más bien puede darse en paralelo y repetitivo. 

Míralo como una descripción general de las fases que contribuyen a que tu proyecto sea innovador, en lugar de secuencial. Recuerda que la idea es ayudarnos a extraer, aprender, enseñar y aplicar de forma sistemática esta técnica para solucionar problemas de forma creativa.

El problema con esta técnica arraigada al pensamiento

El ser humano desarrolla patrones de pensamiento a través de las actividades iterativas (repetitivas). Pero, si repetimos las mismas acciones y conocimientos en situaciones familiares o similares, también corremos el riesgo de no poder desarrollar nuevas formas de comprender, ver y resolver los problemas de forma mucho más fácil y rápida.

Hablamos de los esquemas o conjuntos de información organizados y su relación entre las acciones, las cosas y el pensamiento que tienen lugar en la mente humana y que son estimulados cuando nos encontramos con alguna situación que activa estos esquemas.

Por ejemplo, todos tenemos un esquema para los caballos que abarca la presencia de su crin, su cara alargada, sus orejas, el pelaje en su cola, sus fuertes cuatro patas y una serie de características perceptibles. 

¿Qué pasa cuando los estímulos ambientales coinciden con este esquema? No importa si tan solo podemos distinguir su silueta en la oscuridad, de forma automática el patrón de pensamiento se activa y en nuestra mente viene a nosotros la respuesta: se trata de un caballo.

Sin embargo, esto puede evitar que veamos un problema de forma que no surja en nosotros una estrategia nueva que nos permita solucionar el problema, pues esa silueta en la penumbra podría tratarse de una cebra o una mula, pero al desarrollar patrones de pensamiento basados en actividades repetitivas, el conocimiento tiene acceso común con lo que nos rodea o estamos más familiarizados.

En resumen, pensar fuera de la caja puede proporcionar una solución creativa a un problema difícil. Pero lograr esta clase de pensamiento es muy difícil, es más, representa un verdadero desafío.

Ejemplos de Design Thinking

Hace muchos años ocurrió un accidente en la que un camionero calculó mal su maniobra al intentar pasar por debajo de un puente. El chofer no se dio cuenta de que su camión era mucho más alto que el límite permitido para atravesar aquel puente, el cual era 12″ de altura.

Según cuenta la historia, el camión se quedó atascado en el puente, causando un tremendo embotellamiento. El error de cálculos del hombre resultó en todo un suceso en el que intervino la policía, los servicios de emergencia, bomberos, ingenieros y otros conductores de camiones que se reunieron para “desatascar” el camión.

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Sin embargo, el personal “cualificado” presente se debatía entre desmantelar el camión o quitar partes del puente. Cada uno opinaba según su experiencia.

De pronto, un niño que por allí pasaba presenció el intenso debate entre estos profesionales. El chico miró el camión, miró el puente y luego observó la calle obstruida por el accidente, y dijo con mucha indiferencia: “¿Por qué no desinflan los neumáticos?”. Hubo un silencio, y los expertos que trataban de resolver el problema quedaron asombrados por la simple, pero efectiva propuesta del muchacho.

Cuando los especialistas probaron la solución que ofrecía el chico comprobaron que el camión pudo liberarse sin problemas de aquel embarazoso atasco.

Esta historia simboliza las batallas que enfrentamos cuando tratamos de buscar soluciones simples, las cuales no podemos ver como consecuencia de las limitaciones autoimpuestas por los esquemas.

Otros ejemplos de design thinking aplicados al marketing 

En 2008 nació el concepto de Airbn de la mano de Joe Gebbia, Nathan Blecharczyk y Brian Chesky. El modelo de negocios basado en Design Thinking salvó de la quiebra a la empresa que apenas estaba generando 200 dólares a la semana.

La idea se le ocurrió a Gebbia, quien pensó que era necesario empatizar con los clientes para saber qué necesitaban. Más tarde Gebbia afirma que “pensaban que podían resolver el problema con su mentalidad de Silicon Valley, solucionando sus problemas con el ordenador”. 

Cuando cambiaron su pensamiento, aplicaron la innovación y pudieron encontrar la tan esperada respuesta que salvaría su negocio. Esta llegó a ellos luego de analizar más de sus 40 anuncios en un diario de New York. Ellos determinaron que el problema se debía a la baja calidad de sus fotografías. La gente simplemente desconfiaba de estas porque no podían ver bien dónde se iban a alojar.

Por tanto, al mejorar las imágenes, renovaron también la confianza.

Ya solo me queda dejarte con la sabia enseñanza del Principio KISS, el cual dice: “Hazlo simple, tonto”.

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